Ayer por la tarde un compañero y amigo me recordó unas palabras de Jorge Bucay hablando sobre la felicidad: «Ser feliz no quiere decir necesariamente estar disfrutando, sino vivir la serenidad que me da saber que estoy en el camino correcto hacia algo placentero, disfrutable, hacia algo que tiene sentido para mí».
Encontrar el sentido de nuestra vida es iluminarse ,es dejar que nuestro interior se llene de luz.Y es cuando esa luz brota hacia el exterior encontrando en los otros una manera de hacerse más intensa y duradera : un horizonte que nos aleja de una obsesiva preocupación por nosotros mismos y nos acerca a la felicidad ,como nos cuenta nuestra abuela en su reflexión de hoy. Familia C.30
27 de mayo de 2001
Hasta en las épocas más tristes de la vida, hay en nuestro interior zonas que destellan claridad. Quizá alguien piense que esto es una perogrullada. Pero hay toda una lista de metas positivas que nos abren a un horizonte más feliz:
Tender la mano a quien cae a nuestro lado y nunca pasar de largo…
Regalar una sonrisa en lugar del rictus avinagrado en la cara.
Colaborar a las buenas obras en vez de rezongar tumbados en un sillón.
Son acciones que no sólo hacen bien, sino que también aumentan la alegría en nuestro corazón. La dicha no es algo que se consigue de una vez para siempre, sino que se ha de conquistar día a día, estando en guardia contra los altibajos y contando con la compañía de quienes caminan a nuestro lado.
Son los dones del amor y de la amistad que recibimos cada persona los que nos hacen unir nuestras fuerzas, a fin de conseguir algo tan valioso que nadie, a no ser que fuera un titán, conseguiría con su esfuerzo aislado. Si confiamos en los demás, si perdemos el miedo a apoyarnos en el hombro de los otros, daremos sentido a nuestra vida. Ellos están dispuestos a ayudarnos más de lo que a veces imaginamos con los brazos abiertos a descubrir zonas más luminosas y esperanzadas. C01
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