25 de octubre de 1998.
Al cabo de los años, la tinta había tomado un cierto color sangre. La carta que tenía entre mis manos había sido escrita durante la guerra por un militar a su amante esposa. Se sentía viviendo al otro extremo del mundo, lejos del amor de su mujer. La letra era reducida, pequeñísima, como intentando condensar en cada párrafo todo el cariño de un corazón atormentado por el temor de no volver a ver ya más a quien tanto amaba.
La carta sólo describía lo mucho que la echaba de menos, que nada ni nadie podría disipar aquel pensamiento que constantemente le acompañaba. Era un lenguaje tan expresivo que alguna vez mis ojos se nublaban por las lágrimas.
Nada es comparable a un gran amor. El corazón sufre a veces por la distancia, también por no sentirse correspondido. Pero, ¿qué sentimiento mejor puede brotar de nuestra alma que el que allí, en la carta descolorida, quedó grabado para siempre?
Guardaré esa carta. Quien la escribió ya no está en este mundo. Pero sé que desde el lugar donde ahora se encuentra sonreirá al ver la carta en mis manos. Con ella me ha dado a entender el amor tan grande que sintió por mi madre.C.98
Fascinante!! Te haces muchas preguntas acerca del amor y brillantes respuestas.
Me gustaMe gusta