El Buen Pastor

24 de abril de 1983

¿Cómo llegaría Jesús a reunir a aquel grupo? Doce hombres que no eran precisamente santos.

La primera razón fue sin duda el don poderoso que Él tenía para descubrir la valía oculta de cada persona. Sus amigos debieron sorprenderse cuando supieron los nombres de aquellos Doce elegidos para ser los compañeros y confidentes del joven Maestro.

¡Vaya grupo! Ni una sola persona de importancia aparecía incluida en él. Unos hombres cogidos al azar, simples pescadores, modestos mercaderes. Los había elegido, pero aún le quedaba a Jesús el trabajo de prepararlos. Esta fue la segunda razón del cambio verificado en aquellos hombres: la inagotable paciencia de Jesús. Más tarde la Iglesia consideraría “santos” a aquellos seguidores de Jesús. Pero cuánto distaban de la santidad cuando fueron elegidos.

Durante tres años los tuvo a su lado día y noche, dedicando toda su atención a hacerles comprender la naturaleza de su misión. Y ellos no llegaron, sino más tarde, a entenderla del todo. Pero Jesús no desconfió, no se alteró. Sabía que la manera de despertar la fe en aquellos hombres era mostrarles que tenía fe en ellos.

¡Cuánto se alcanza cuando ponemos fe en lo mismo que pretendemos conseguir! Es una norma que nos da a nosotros mismos el Maestro para conseguir  el éxito.

(C.83)

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