6 de julio de 2020.
Cuantas veces hemos escuchado que el anverso y el reverso son las caras de una misma moneda. No obstante, enseguida surge la pregunta ¿Con cuál te quedas? ¿Por qué nos empeñamos en elegir en vez de ver que una y otra son esenciales para que ese objeto sea ese y no otro.
Todo lo que existe tiene una contraparte que es necesaria e imprescindible : lo inmutable con lo estático, pues todo está cambiando continuamente, en un fluir infinito, armónico y equilibrado por las fuerzas opuestas y complementarias.
En este juego de dos posibilidades que se presentan aparentemente como contrarias, surge una necesidad de movernos constantemente en busca de un equilibrio o quizás de un todo en el que hay la misma cantidad de una parte que de la otra. Juntas en su justa medida forman la esencia del espíritu de los seres vivos así como de las formas inanimadas.
Porque si no fuera así ¿Cómo sería la oscuridad sin la luz? o ¿La luz sin la oscuridad? ¿Y el negro sin el blanco ? ‘Y el Yin sin el Yang y viceversa? Viviríamos en un continuo estático, una uniformidad que nos haría estar en la monotonía ante la no presencia de los contrastes.
Pero a pesar de esa necesidad cuando hablamos de polarización o polos opuestos, parece que se nos tiende a empujar a un extremo u otro sin el posible acercamiento y convivencia del uno con el otro. ¿Quién define que es el más correcto?
Después de todo lo recorrido y vivido aprecio tanto el derecho como el revés ya que al contemplarlos con sus aportaciones prefiero integrarlos y llevarlos unidos de la mano.
Gracias abuela pues nos haces reflexionar que la base está en el buen entendimiento, tan vital en estos tiempos dificultosos de comprender lo que es llegar a un consenso. Es tan fácil como fijarnos que en el tejer de nuestro tapiz no hay «derecho sin el revés» y aunque en términos de belleza nos quedaríamos con el derecho en cuestiones de resultados «ambos» son igual de importantes. Familia C.30
29 de febrero de 2004.
Estoy haciendo, punto a punto, con paciencia, un tapiz. Cada día progresa mi labor con la satisfacción de ver cómo adquiere forma la urdimbre en donde voy hundiendo la aguja enhebrada con hilos de diferentes colores. De vez en cuando, doy vuelta al bastidor y, al examinar el revés, casi me desanimo, ya que no tiene comparación con lo que aparece en el derecho. El revés es sólo un conglomerado de colores e hilos cruzados de un lado para otro donde aparecen también los nudos que afean el conjunto.
Es una labor comparable con los días que transcurren y el resultado es similar al de nuestra vida. Nos gusta lo bello, la imagen que se ve por el derecho, los días cálidos, las conversaciones amenas, la sorpresa de amaneceres repletos de aromas por venir, la inocencia de los niños con sus juegos alegres y sus risas loquillas. Por el revés, queda lo más burdo, lo que no nos gusta mostrar a nadie.
¿Serán los nudos como las penas y el desconsuelo que guardamos en la trastienda del alma? Y esas hebras de colores que se entrelazan unas con otras, ¿son reflejo del afán por mejorar para agradar a quienes viven en el derecho, cuando se muestre el bello tapiz que ahora es sólo un proyecto?
De momento he decidido no dar más vueltas al bastidor o hacerlo las menos veces que sea posible.
Es tan bonito complacerse en el trabajo tal como va quedando por el derecho, por donde sigo hundiendo con paciencia la aguja enhebrada con hilos de varios colores.C.99
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