7 de Febrero de 2020.
Cuando he leído esta reflexión,he querido parar el tiempo, hacer que un segundo no fuera tan fugaz e inadvertido, quizás así la sensación sentida de brevedad desaparecería.
Cada vez que un día comienza,me parece que va a durar eternamente pero cuando termina me doy cuenta que no he saboreado lo suficiente los detalles, que no he detenido mi mirada en un rostro, en su sonrisa, en un perro, en un árbol ni tan siquiera he apartado ese ruido para escuchar unas palabras, un canto de un pájaro,un llanto de un niño o el suave caer de unas hojas a mi lado.
Y ya en mi cama, invadida por el silencio en la oscuridad de la noche, me voy durmiendo pausadamente con la atención en mi respiración, me tranquilizo y es cuando todo comienza a ralentizarse y a enseñarme que sí puedo ser dueña del tiempo, del ritmo, que soy la creadora de mi propia música interior. Y escribo en el aire las notas que vn susurrándome al oído: «Mañana es un nuevo día de tu vida, deja que te acaricie» Familia C.30
03 de julio de 2005.
Hoy me he propuesto cumplir con las tareas que tengo para este día.
Empezaré por acariciar a mis hijos, aunque sea después de una trifulca, porque tal vez mañana ya nos los tenga a mi lado.
Seguiré prestando también hoy ayuda al amigo que la necesita, porque tal vez mañana ya no reclamará mi apoyo ni quizá yo podré dárselo. Pensaré que cada minuto de este día podrá ser más fecundo que las horas del día de ayer.
¡Quién sabe si mañana no será mi último día y por eso mismo será, deberá ser, mi día mejor! ¿Qué haré en ese día de incalculable valor?
No perder ni un momento, ni siquiera lamentándome por las desgracias de ayer, los fracasos de ayer, los sufrimientos de ayer.
El ayer quedará sepultado y no pensaré más en él y caeré de rodillas para agradecerle a Dios que me permita ver la luz del día que amanece. C05
Reflexiones de mi Abuela 
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