La magia de un pincel

Goya, uno de los grandes  protagonistas del bicentenario del Museo del Prado.

Con la exposición » Solo la voluntad me sobra. Dibujos de Goya» , el Museo nos ofrece un centenar de los dibujos del pintor, en un recorrido cronológico por su obra, con presencia de toda su producción y aportando  una visión moderna de las ideas que el artista plasmó de forma constante durante su vida y que pondrá de manifiesto la continuidad y actualidad de su pensamiento. Se inaugurará el próximo 20 de Noviembre hasta el 16 de Febrero de 2020.

Con esta celebración me vino al recuerdo uno de los escritos que nuestra abuela dedicó hace 23 años con sus  poéticas palabras a Goya y con su manera tan bella y delicada de animarnos a  escuchar los latidos del corazón  de este artista que supo inmortalizarlos a través de un sinfín de pinceladas arrebatadas de sus variados e incontenibles sentimientos impregnados de multitud de contrastes de oscuridad y de claridad. Familia C.30

 

12 de mayo de 1996.

Todos llevamos en la mano nuestro propio pincel, metafórico o real, ya que no existe nadie que no desee «pintar» algo en este mundo. Todos pintamos con diversos colores las diarias intemperies, según el estilo que más nos re­sulta: expresionista, cubista, impresionista, realista. Hasta somos capaces de disfrazarnos con trajes de abigarrado color y nos encontramos ante el es­pejo como un inesperado cuadro naif desbordando imaginación y alegría. Otros días nos pintamos en tonos oscuros que reflejan la tristeza en el alma.

Goya, pintor por excelencia, logró plasmar en mil lienzos su estado de áni­mo. Pintor costumbrista, fue escogido por la aristocracia para los cuadros que luego lucirían en las paredes de palacio. Le tocó vivir tiempos dramá­ticos de la historia de España que sufrió las guerras y miserias de las inva­siones napoleónicas. En Goya asoman ya los estilos de los dos siglos siguientes: impresionismo, romanticismo, expresionismo, realismo. «El Coloso» es una tremenda premonición de la guerra total. Donde la imagi­nación de Goya voló soberana fue en la serie de grabados y en las terrorí­ficas pinturas negras en que plasmó la visión desesperanzada de su tiempo.

Después de 250 años, seguimos admirándole en el Museo del Prado bajo el impacto de la amargura que reinaba en su alma, pero también de la sonrisa serena y la ternura con que manejaba el pincel pintando a los niños. En es­te sentido, Goya como todos nosotros, llevaba en sus manos un pincel que plasmaba en sus telas el color del propio corazón. C96

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