Este verano seamos ecologistas de nuestro propio aire,de la tierra y de la luz que alimenta la savia de nuestro espíritu. ¡ Busquemos y creemos espacios verdes en estos días donde el descanso nos descontamina de la rutina ! M.93
08 de julio de 2001.
Nuestro espíritu necesita un parque, un mar, un jardín con fuentes que refresquen el ambiente, un espacio verde en el que desperezarse y descansar de la invasión de agentes contaminantes, como son los nervios destemplados, los gritos estentóreos, tan irrespirables como los gases de los autos a los que achacamos casi exclusivamente la contaminación.
Casi sin darnos cuenta, podemos dejar a nuestra alma desprovista de espacios en los que respirar sin agobios, limpiamente. Un gran jardín para el alma sería el ocio, ahora que todos estamos pensando en las vacaciones de verano. Pero no un ocio que fomente la vaguería, sino un ocio creador y constructivo.
Pienso en el cultivo de las artes, que relajan; en el placer de escuchar música, de modo que nos vaya penetrando poco a poco en silencio; y también en la lectura, ese gran espacio verde en el que tan bien se respira. La conversación sin prisas con un amiga es otro jardín en el que el murmullo de las fuentes convierte al ser humano en algo tan sutil y diferente como una rama del árbol del amor posada sobre un libro.
El alma bien se merece que la cuidemos. No sería inteligente vivir preocupados porque el aire que respiramos está viciado, mientras nos olvidamos del aire que alimenta la savia de nuestro espíritu.C.01
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