El pasado 26 de Julio fue el día de los abuelos. ¡Qué lugar tan importante tienen en nuestra vida nuestros abuelos ! Son parte de nuestra historia y eso es lo mismo que decir el gran espacio que ocupan en nuestros corazones.
No dejo de recordar a mis abuelos José y Maruja porque me doy cuenta que los quiero mucho y cuando veo sus fotos me vienen momentos tiernos de mi infancia.
Me gusta ir a ver a mi abuelo Carlos y a mi abuela Conchita; siempre me piden que les arregle la impresora o que le instale un programa en el ordenador o que le enseñe esto de las tecnologías del whatsapp , de la tablet ….¡Qué grandes son, no dejan de aprender! Cómo enseñan a sus nietos y a sus hijos saber vivir y sobre todo saber expresar, desde su manera peculiar, el amor que nos tienen a todos. El valor a la familia es el legado que me dejan y les estaré infinitamente agradecido.
Hoy, he escogido esta reflexión de mi abuela Conchita por la manera con que nos ha compartido su admiración y adoración por mi tatarabuela y cuánto la quería. Estaría muy orgullosa de celebrar su día con su nieta Conchita. ¡Felicidades abuelos! M93
21 de enero de 2001.
Mi abuela no lo sabía, pero ella fue para mí un libro lleno de historias. En su cabeza vivía todo un siglo con cientos de nombres de personajes reales y fantásticos. Cuando abría un libro, iba observando fascinada, hoja por hoja, las imágenes y leyendo calmosamente el contenido. Luego me apoyaba en su regazo y me contaba a su modo lo que yo era aún incapaz de leer.
Mi abuela fue para mí fuente de grandes enseñanzas. Ella me enseñó a rezar haciéndome ver a Dios como un Ser que habitaba en su cielo rodeado de ángeles con túnicas azules y hermosas alas blancas. Ella me llevaba de la mano hacia mundos maravillosos y extraños donde moraban seres con los que después ya me era fácil soñar. Quizá por eso me hizo tan imaginativa, sabiendo que un niño necesita que su cabeza vuele para que pueda ir creando imágenes de mundos diferentes de los que habitan los adultos a su alrededor. Ella me enseñó también a respetar a los animales, pues sienten necesidad del amor que nosotros podemos darles.
Me gustaría oírle cantar de nuevo las canciones de su época y verla sonreír cuando yo repetía el estribillo de aquellas “sonatinas” que hablaban casi siempre de amores desgraciados.
Y podría seguir contando cosas de mi abuela, pero se me haría de noche, ya que nunca he conocido a nadie tan curioso como ella.
Sé que existen muchas abuelas parecidas, pero, al verla reflejada en mi recuerdo, siempre digo. “Ahí está la mujer más adorable que he conocido, aunque ella no lo supiera”.C01
Me pierdo porque no estoy seguro de a cuáles abuelos te refieres.
¿Pepe e Isabel? Si te refieres a ellos, son tus bisabuelos a los que yo conocí.
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