Nostalgia de un marinero

03 de junio de 2001.

Era una barca vieja, abandonada en la playa, con la quilla reseca y resquebrajada por el sol. Antes fue una barca hermosa, pintada de azul, con un hermoso nombre de mujer escrito en su costado.

A diario el dueño la arrastra por la arena de la playa, hasta que el mar la mece con sus olas y refresca el armazón recalentado por el sol. Cuando el día decae, la vuelve a la arena para que repose. Hasta el día siguiente. Y allí reposa junto al viejo marinero, también reseco y resquebrajado, mientras surcan los cielos bandadas de aves en busca de mundos más cálidos. Se oye el estruendo de los patos y el paso lento de las avutardas, que esperan en el llano a las más rezagadas para proseguir juntas el viaje.¡Quién sabe si el viejo está pensando en volar también él hacia otro lugar en el que viva más feliz, lejos de esta playa en la que todas sus empresas fracasaron!

Sueña con una vida diferente. Pero el tiempo ha pasado volando y cada vez le cuesta más doblar la cintura. ¿Cómo rehacer un mundo en el que sienta de nuevo el gozo de vivir? Nadie podrá curar la estéril herida de tantos crepúsculos. Ya no. El viejo prefiere soñar con las nubes que surgen del mar. Con ojos incapaces de llanto seguirá viendo pasar como todos los años a los patos salvajes que como otros años vuelan en bandada hacia otras latitudes.C.01

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