21 de junio de 1998.
¿Qué queda al evaporarse un charco de agua? Quizá entre el polvo seco queden destinos, amores, luchas y dificultades, derrotas, grandes alegrías y… mucha ilusión. Si se levanta el viento, todo volará por el aire e irá a refugiarse en quién sabe qué personas. ¿A dónde irán esos amores, esas luchas, esas dificultades? Cualquier día los encontraremos, de la manera más inesperada, como los sueños que por lo general aparecen sin avisarnos. ¿Qué son los sueños? Algo incoherente, nada auténtico. Quien se aferra a ellos, está expuesto a caer en una falsa visión de la vida. El amor no sería efectivo, ya que al despertar del sueño todo sería una quimera.
El psiquiatra Enrique Rojas define esos amores como «amores eólicos», pues van de la mano con el dios de los vientos, Eolo, al que se hace responsable de esas tormentas que se desencadenan trastornando los sentimientos y la personalidad. «Los amores eólicos «desencadenan vendavales que pueden llegar a tornados, cuando todo se zarandea por la inestabilidad del amor y ya no se logra hacer pie en medio del torbellino. Pienso que sería mejor que, al evaporarse el agua del charco, no quedase más que el polvo seco.C.98
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