El niño que llevo dentro

4 de junio de 2019.

Hace algún tiempo , en enero de 1998 ,cuando el frío apuntaba sus nieves en todos los caminos de los campos, escribí una reflexión inspirada en un poema del escritor Borges, lamentándose de su ancianidad:

¡Y si hubiera contemplado con otros niños más amaneceres viviendo la vida! ¡Y si hubiera jugado más con ellos! ¡Y si pudiera volver atrás! ¡Y si pudiera volver a vivir! Y sin embargo, al mismo tiempo ,esperanzado, dejando escapar al niño que se había quedado prisionero en su corazón , para andar descalzo por la tierra desde principios de la primavera hasta acabar el otoño………

Todo lo que expresó en ese poema, hace que mi alma se conmueva de nuevo y aunque haya pasado algún tiempo, vuelvo a recordar al hombre que quiso dejar «escapar a su niño interior «para que sus deseos se hicieran realidad.

Hoy, en este «instante», os invito que disfrutéis de sus palabras y sentimientos. C.19

Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.

Pero ya ven, tengo 85 años…
y sé que me estoy muriendo.

 

 

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