Sala de conciertos

«En la tierra como en el cielo». Ennio Morricone. The final Concerts.

Este martes 7 de Mayo tuve la dicha de despedir a Enni Morricone , para mí uno de los grandes maestros creadores de tantas y tantas  bandas sonoras de películas que las hacen reconocibles nada más escuchar sus primeras notas: Novecento, Los intocables, Átame, La Luz Prodigiosa, El bueno,el feo,el malo, El éxtasis de Oro, La Batalla de Argel, Gabriel’s Oboe, Falls, On Earth as it is in Heaven de La Misión. Realmente nos supo a poco, queríamos más y fue con nuestros aplausos insistentes que recibimos como propina la melancólica Cinema Paradis y sendos reprises de El éxtasis del Oro y la Luz Prodigiosa. Un concierto donde los sonidos de los diferentes instrumentos estuvieron aderezados con las voces de de dos mujeres Susanna Rigacci y Dulce Pontes junto con el coro Talía que nos transportaron por unas horas a revivir «recuerdos melodiosos» sellados en nuestra memoria. Su música es historia del cine, es nuestra historia.(«Foto realizada 30 minutos antes del concierto en el WiZink Center Madrid) 

Hoy, he encontrado entre las reflexiones de mi abuela «Una sala de conciertos» que está en cualquier parte, al alcance de todos con entrada libre para  disfrutar de la orquesta de la naturaleza sobre todo en estos días de primavera. La música es universal: 

16 de mayo de 1999.

Esta tarde el campo era una gran sala de conciertos. Se oían sonatas interpretadas por las aves llamando a sus hijuelos o a sus hembras. Estuve un buen rato en silencio, sorprendida por la cantidad de sonidos que se podían escuchar. A veces, más de cien en un mismo lugar, porque a los sonidos de las aves se sumaban los de los insectos, los del agua, los del viento.

Sólo faltaba la lluvia, esa lluvia de colores y olores empapada en la fragancia que las plantas aromáticas lanzan al aire pletóricas de esencia cuando beben el agua benéfica. En los atardeceres de primavera todo el campo se alza en un murmullo, en un canto a la vida, porque tras el amor llegan siempre nuevos seres. Me encanta especialmente el crotoreo en “do mayor” que interpretan las cigüeñas, esas aves que se han adueñado del creer que, llevando en su hermoso pico un envoltorio, vuelan ansiosas buscando el destino de los niños solicitados el año anterior.

Admiro a la naturaleza con sus musicales contenidos. Si supiera dónde viven los poetas, les invitaría a descubrir el amor maravilloso que anida en el bosque durante la noche, cuando, además de luna y estrellas, hay infinidad de seres que duermen después de haber interpretado, antes de acabar el día, ese concierto que sólo la mano de Dios puede dirigir.C.99

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: