El día cero

Nos sentimos dichosos , afortunados  y agraciados de haber podido conocer y disfrutar del milagro y el increíble misterio del inicio de nuestra existencia como seres humanos. ¡Somos una gran familia! (Foto realizada en 2001 durante el embarazo de Carmen, una de nuestras maravillosas primas, recibiendo ,tiernos y cariñosos cuidados de mi «dulce hermana».)

28 de junio de 1998.

Una semana puede no significar mucho en el transcurso de una vida. Apenas el tiempo suficiente para una escapada de vacaciones. Si lo pensamos bien, la mayor parte de nuestras semanas no dan siquiera para eso y transcurren sin que nada las distinga una de otra. Son las semanas que pasan sin darnos cuenta, sin dejar ni rastro ni recuerdo.

Una de éstas es la semana primera de nuestra existencia, muy anterior al más leve atisbo de conciencia, cuando todo nuestro ser se reducía a un conjunto informe de células, aunque ya maravillosamente programadas para formar un nuevo ser hu­mano. Todo empieza en el aparato genital femenino, donde un solo espermatozoide, entre millones, tiene la misión de alcanzar y fecundar un ovocito para iniciar una nueva vida humana. Durante los nueve meses que dura el proceso hasta el nacimiento de un bebé, estamos en el día cero.

Desde el primer día las células empezaron a multiplicarse y a crecer por influjo de diversos factores que la genética aún no ha conseguido precisar completamente. ¿Cómo se consigue que llegue a término esa obra tan completa?

La respuesta está aún por llegar. El proceso de formación de la vida ha dejado ya de ser un misterio, pero sigue siendo un milagro.C98

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