Fantasías

09 de mayo de 1999.

¡Qué bonito sería vivir dentro de los cuentos infantiles! Sus personajes cantan, hablan con las flores y con los animales, son felices simplemente viendo cómo se mece una gota de lluvia en una hoja. Nosotros, los que no vivimos dentro de esos cuentos, día a día esperamos con cierta desazón que suceda algo digno de ser señalado en nuestro mediocre calendario con un círculo rojo y no nos damos cuenta de que lo más grande que nos sucede es la vida misma.

Sobre esta vida, como si de una mesa de cristal se tratara, vamos depositando sentimientos, anhelos, objetos, profesiones, cosas más o menos bellas, pero cosas nuestras al fin y al cabo. Si nos quitaran esa mesa de cristal transparente, todo se vendría abajo haciéndose añicos. Los cuentos casi siempre acaban bien. «El mendigo andrajoso llega hasta el balcón de su amada y, después de cantarle sus amores, por arte de birlibirloque se transforma en el más apuesto príncipe que acabará casándose con la princesa más bella del condado, cuando su padre conceda su blanca mano».

Nosotros nos esforzamos en conducir la vida, en estrujarla, en hacerla pedazos, en sacarle partido. Procuramos transformarla en instrumento, cuando en realidad la vida no tiene otro fin que el suyo propio.

Si fuéramos los protagonistas de un cuento, llegaríamos a un final feliz y podríamos hablar con las flores del campo, interpretar las voces de los animales y observar la maravilla de una trémula gota de agua al sol. ¡Quizá nos tacharían de locos, pero es bonito vivir dentro de los cuentos infantiles! C99

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: