Hoy, estamos celebrando el cumpleaños de nuestra prima Carmen.¡ Ya hace 18 años que la vida nos sorprendió con este hermoso regalo! Cuando estamos a su lado su belleza nos invade y cuando nos habla nos llena con su gran cariño y amor.
Hace 17 años cuando empezaba andar nuestra abuela Conchita le dedicó en sus reflexiones estas palabras y muchas cosas que le decía se han cumplido. De entre todas hay unas que quiero especialmente recordar: «Mi prima Carmen es como un esbelto, firme y frondoso árbol plantado junto a corrientes de agua, que da fruto a su tiempo y que jamás se mustia su follaje…………….»
18 de noviembre de 2001.
Hay gestos cotidianos que consideramos normales, carentes de importancia, y que, sin embargo, representan un gran acontecimiento en la vida. Esperábamos con ansiedad que mi nieta Carmen diera sus primeros pasos. Y al fin, hoy, la hemos visto balancearse de un pie a otro con los brazos abiertos, buscando aferrarse a una mano invisible. Es divertido observarla en su “tambaleo”, aun con el miedo de verla caer en cualquier momento.
Seguro que Dios ya le tiene marcado el camino hacia su futuro. Como nosotros, se enganchará al tiempo pasado, a los recuerdos, a la vida que sus padres le han preparado con todo el cariño que cabe en su corazón. Pero ahora que ya puede caminar, escogerá su propia senda. Descubrirá nuevos amores. Aprenderá que la vida ofrece momentos de belleza inigualable que ayudan a vencer el miedo a la incertidumbre y la oscuridad. Son los momentos que ella grabará en sus fotografías, que comentará con sus amigos y guardará en el diario de su bonita vida. Y entonces la miraremos con amor, con el mismo amor que hoy, cuando la hemos visto balancearse de un pie a otro y extender la mano hacia una mano invisible que la sostenga.
Como obsequio al gran acontecimiento de sus primeros pasos, le deseo que sea “como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da fruto a su tiempo y jamás se mustia su follaje y todo lo que haga le salga bien” (Salmo 1).C01
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