08 de febrero de 1996.
Siento reparo en cortar las flores, porque en pocas cosas veo reunirse tanto la hermosura y el esplendor de nuestro mundo. Lo mismo que ante el mar o el fuego, puedo pasarme horas enteras contemplando» el sereno y lujoso intríngulis de las flores».
Cada día nos levantamos con la esperanza de que suceda algo distinto y novedoso, digno de que el día sea resaltado con un marcador, como los antiguos señalaban sus fechas con una tiza blanca. Pero lo más grande que nos puede acontecer es la vida misma, el milagro de vivir.
Estos días se vuelve a plantear el tema de la pena de muerte. Siguen en sus posiciones tanto los partidarios como los enemigos de llevar a cabo ese escarmiento, que en verdad no sabemos aún si trae consigo un alivio o un mayor sufrimiento a la humanidad. Más normal parece la condena a cadena perpetua o a pena mayor. Pero también aquí las opiniones chocan enfrentadas. ¿Qué necesitamos para que un día merezca ser señalado, para que no se confunda con otro cualquiera?
Karla Tucker fue ejecutada ante la protesta de varios miles de personas y ante la satisfacción de los partidarios de la pena de muerte. Hasta se escribe que el gobernador que se negó a retrasar la ejecución puede haber conseguido muchas papeletas para cuando aspire a la Casa Blanca. Por eso hoy siento más reparo al cortar una flor en la que se resume el hermoso esplendor del universo. C96
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