25 de mayo de 1997.
El sol ha despertado muy temprano. Había pasado el viento gritando y el cañaveral le abrió paso entre temblores. Después del cielo bajó el silencio. Quedó una rama rota en el camino.
¿La ves? ¿Quién la ha desgajado? Tal vez el peso de sus hojas, después de tantas primaveras, año tras año, el árbol jamás pensó que aquella rama se separaría de su tronco. Así es su vida: hoja como tú.
Como tú, hoja pequeña. Como tú, hoja ligera. Como tú, hoja caída sobre el campo o la vereda. Como tú, a veces altanera y otras veces, humillada. Como tú, que en días de tormenta te hundes en el cieno. Como tú, que no has servido para ser hoja que mora en los palacios ni hoja que se refugia en las iglesias. Como tú, hoja aventurera que se desprende de la rama en medio de la tormenta nocturna para ir a caer, sin destino fijo, quién sabe dónde. C.97
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