Dios de la vida

12 de mayo de 1985.

Hay sensaciones que nos hacen ser felices. Nos ayudan a olvidar esos fantasmas que andan de puntillas a nuestro alrededor disfrazados de droga, de prostitución, de odio, de crimen…

Son sensaciones que hacen evocar momentos de serenidad, de paz en el espíritu, de amor hacia nuestros semejantes.

Son sensaciones como: recordar una tarde de nuestra infancia, pasar la yema de los dedos por un objeto hermoso, acariciar la cabeza de un niño, aspirar el aire de la primavera en el que las flores han puesto todo su aroma.

Quizá  a veces nos encerramos demasiado para escuchar una tras otra lamentaciones que nos llenan de intranquilidad apretando nuestro corazón, ahogándolo. Y si intentamos salir de ese encierro y pedir auxilio para salvarnos de esa angustia. Tal vez invocando a nuestro Dios para que nos ayude, sea una manera de obtener consuelo en nuestras vidas. C.85

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: