02 de febrero de 1986.
Me admiran esas personas que desde que tenían uso de razón han visto con claridad lo que querían ser y lo que iban a ser.
Lo normal es que esto se vaya descubriendo progresivamente con los consiguientes fracasos porque aprender equivocándose es casi inevitable. Creo que lo más importante es descubrir cuál es tu meta y luego buscarla con una mezcla de ilusión y realismo, a partes iguales.
Sólo con realismo te quedarás con los pies en la tierra y sólo con ilusión te darás un batacazo. Así pues, muchas veces la mejor manera de “conservar” una vocación es acompañarla de ilusión con un trabajo que no la deje a la deriva de las circunstancias. Con este «tándem» es más fácil saltar a lo que has soñado mejor que pretender saltar desde el vacío.
Pero ante todo, tendrás que convencerte de que jamás es tarde para empezar. No te desanimes porque hayas pasado de los quince. Jamás es tarde para empezar, pero empieza ahora como si los tuvieras. ¡Cuántos genios del alma se despiertan a los treinta o a los cincuenta años!… Si, por el contrario, te dedicas a soñar o a lamentarte, llegarás a los treinta o a los cincuenta deseando tener esos veinte que ahora te parecen ya tan negros…C.86
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