20 de noviembre de 1994.
Cuando en Ti pienso, mi soledad queda como un rastro de lluvia en un espejo. Contigo siempre.
Sí, pero ¿a dónde me conduces?
Las olas mueren en el mar. La espesura de las algas se quiebra bajo el agua.
El aire llega hasta el horizonte.
El fuego destruye los bosques. A ti no te comprendo. Me entrenas en mis huellas, me conduces a tientas, haciéndome vivir lo que nunca vendrá porque Tú eres el pie que borra el sendero al caminar.
Dime: ¿no es cierto que sabes lo que quiero?
A veces pienso que, al remontar la dicha, tan sólo me acompaña tu silencio. No sé qué voluntad mueve la tuya, pero ¿por qué, cuando empiezo a amarte, siempre estás lejos?C.94
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