10 de enero de 1993.
Acabamos de empezar un nuevo Año con sus días desconocidos, con las horas nuevas y mágicos minutos…
Toda la naturaleza es un ciclo de estados de ánimo. Y nosotros somos parte de esa naturaleza. La marea sube y la marea baja. Pasa el invierno y llega el verano. Cuando declina el otoño, retornan los fríos. Vuelven los pájaros con la primavera y partirán en otoño. Así subirá de tono mi estado de ánimo y en un momento incierto decaerá. Esta es una de las estratagemas de la naturaleza que escasamente alcanzamos a comprender: que cada día amanezca con un estado de ánimo que no reproduce exactamente el del día de ayer. El gozo de ayer se muda en la tristeza de hoy. Y el pesar con que finaliza este día se transforma en el gozo de mañana.
Sentimos dentro como una rueda que pasa constantemente de la tristeza al gozo, de la alegría al abatimiento, de la felicidad a la melancolía. ¿Cómo controlaríamos estas emociones de manera que cada día de este nuevo año 1993 podamos vivirlo de forma serena y productiva? Los árboles y las plantas dependen del tiempo para florecer. Pero nosotros llevamos el tiempo en nuestro interior. Si ofrezco a los que me rodean tinieblas y pesimismo, ellos verán acrecentada su tristeza. Si transmito gozo y entusiasmo, ellos verán estimulado su gozo, de forma que veré duplicada mi cosecha de optimismo y felicidad. ¿Seré capaz de comprender mis emociones a fin de que todos los días del Año que acaba de empezar sean dichosos y productivos?
Es importante llegar a comprender mis emociones a fin de influir positivamente en el ambiente en que vivo y trabajo. Y también a fin de aprender a tolerar el enojo y la irritación de los otros, sabiendo que se trata de emociones variables y que mañana puede ser un gozo estar a su lado. No hemos de abatirnos cuando alguien nos demuestre su antipatía. En esos casos es más apreciable saber responder con una sonrisa y con la esperanza de que mañana se haya curado su actitud agresiva.
He comprendido que poseo el secreto que es como la llave que abre las puertas de los estados de ánimo de mis amigos, de la gente que me falta por conocer. Con una actitud positiva en mi conducta con los otros, obtendré a mi alrededor ese clima de alegría que es el fundamento de la convivencia a lo largo de este Año que viene cargado del misterio de los días, de la novedad de cada hora, de la mágica sucesión de los minutos.C.93
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