09 de enero de 1994.
Sé que has peleado mucho durante estas fiestas y que a veces has pensado que tu trabajo para mantener la ilusión de los que te rodean, era en vano, ya que casi eran indiferentes a tu ir y venir. A ti te gusta darte por entero a los demás y a mí me gusta que seas así, que no se te vaya nunca esa fantasía porque la fantasía es un sueño y un sueño merece el respeto de todos, ya que este mundo de tanta simulación a veces es una autenticidad soñada.
Ya sé que no se lleva que seas “romántica”, pero sin que tú quisieras te han ido llegando los recuerdos. Mientras preparabas las comidas, te venían a la mente los años que pasaste en la casa de tus padres poniendo cara de buena, para que vieran que tu comportamiento era excelente y así obtener tú el premio deseado. Y soñabas con todo eso que sólo los niños saben soñar. Tus padres te miraban con la mirada con que solamente los padres saben mirar.
Eran las fechas más inolvidables de tu vida, aunque a veces tuvieras también que llorar. No es malo llorar. Tus hijos se emocionan igual que tú, reviviendo sus sueños con los gritos de júbilo de los niños que juegan al sol fresquito de este Enero. ¡Es bonito inventar locuras para ser felices!.
Me gustaría ser “hacedora” de caminos para convertir cada mes de este año nuevo 1994 en senderos con relojes que nos avisen cómo corre el tiempo y que podemos llegar tarde a lo que soñamos alcanzar. De senderos flanqueados de árboles de cuyas ramas pendiera para cada niño una ilusión. De senderos que sólo tú y yo poblaríamos de todo lo bueno que aún nos falta por conseguir en este mundo.C.94
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