Reflexiones de mi Abuela

11 de abril de 1993.

El secreto del éxito en todas nuestras empresas está en abrirse cada mañana al día que amanece con el corazón lleno de amor. La fuerza muscular de un Rambo podrá partir una piedra y aun destruir una vida. Pero solo el poder invisible del amor puede abrir el corazón del ser humano. Mientras no consigamos esa fuerza espiritual del amor, el efecto de nuestra presencia en el mundo será siempre insignificante. Aunque quienes viven a mi lado desaprueben mi manera de vestir, aunque rechacen mi rostro, si me propongo corresponder siempre con amor, acabaré derritiendo toda oposición, como el sol derrite la cera.

Mirar el mundo con amor exige mirar todas las cosas con una forma de deleite o complacencia. Así se mira al sol, porque nos da luz y calor; a la lluvia porque purifica el espíritu y fecunda la tierra; a la oscuridad porque me permite descubrir la tenue luz de las estrellas; al enemigo, porque un día puedo sentirlo a mi lado como amigo. Quien vive amando, se muerde la lengua ante la tentación de la crítica y, al contrario, se explaya feliz en el elogio. El que ama derriba sin descanso las murallas de odio que rodean a tantos corazones. Ama a los jóvenes por la fe con que se aferran a la vida misma; a los pobres, porque son tantos; a los ricos, porque sufren en su soledad; a los ancianos, por la sabiduría que han acumulado y que generosamente comparten… El que ama puede saludar con amor en el corazón a cada nuevo día que amanece.C.93