04 de agosto de 1991.
A veces me gustaría ser un vagabundo como los que pinta Mingote en sus chistes. Es una forma envidiable de mirar la vida, desde debajo de un puente, soltando sabias reflexiones llenas de ironía sobre la marcha del mundo. Me gustaría ser como uno de esos vagabundos. No estar encadenado a oficio ni beneficio, moverme con las únicas pasiones del amor y la libertad. Saber más de flores y de pájaros que de automóviles. Estar más informado del curso de las nubes que de las bombas que destrozan vidas. Entenderme mejor con los niños que con los catedráticos… Como veis, me gustaría todo lo que no tengo a mi alcance.
Mi sueño imposible sería ser vagabundo por fuera como los muñecos del gran humorista, pero estar lleno por dentro de todo el contenido de una gran biblioteca.
A lo mejor me decido a fundar una asociación de gentes que tengan esas mismas aspiraciones. Seríamos vagabundos ilustrados, que tratarían de convertir el mundo de debajo del puente en un lugar donde se aprecie el valor de la amistad, donde se considere al anciano, donde se aprenda a vivir amando. C.91
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