Un niño pintado

19 de febrero de 1984

Picasso se pasó la vida tratando de dibujar como un niño. Se empeñaba en ver la vida con ojos de niño… El dibujo de un niño es su novela, su poema, su autobiografía.

Es también su encefalograma.

Lo que tenía en su interior se ha volcado al exterior, lo que era oscuro, en parte se ha aclarado. No importa que el cabello tenga solo dos patas…, porque al mirarlo de perfil no se le ven más.

Los psicólogos saben definir este fenómeno. Saben que en un dibujo aparecen los conflictos, los temores de un niño y, como es natural, también sus ilusiones.

Si predomina el color negro, descubriremos a un niño infeliz.

Un papel lleno de dibujos hasta los bordes, indica un niño deseoso de amor y atención de una madre.

Los ojos del niño no ven lo mismo que los del adulto.

A medida que el joven artista se ejercita, su habilidad irá creciendo y un día intentará dibujar un objeto o un ser humano exactamente como son o como los vemos los adultos. Entonces nos daremos cuenta de que el niño ha aprendido a descubrir el sendero que conduce a la madurez.

¡Quien pudiera rodear a ese niño de lápices de colores y de papel para que llegase a crear una vida llena de amor, de comprensión y de limpieza de corazón!

(C.84)

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