La oración de los Salmos

5 de junio de 1983.

“Tú que habitas al amparo del Altísimo, que vives a la sombra del Omnipotente, di al Señor: “Refugio mío, alcázar mío, Dios mío, confío en Ti”. Él te librará de la red del cazador, de la peste funesta. Te cubrirá con sus plumas, bajo sus alas te refugiarás, su brazo es escudo y armadura. No temerás el espanto nocturno, ni la peste que se desliza en las tinieblas, ni la epidemia que devasta a mediodía. No se te acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta tu tienda, porque a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos; te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra”. (Salmo 91)

¡Qué bello pasaje del Libro de los Salmos! ¿No veis en este hermoso canto la benigna providencia de Dios sobre los justos, a quienes salva de todos los peligros y a quienes pone bajo la protección de sus ángeles?

Leedlo con atención y escucharéis la invitación que os hace la Palabra de Dios a ser rectos y firmes en cada momento de vuestra vida

(C.83)

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