Reflexiones de mi Abuela

22 de mayo de 1983

“… Y en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas …”

La primera manifestación del Espíritu Santo se encuentra en los evangelios con motivo del bautismo de Jesús. El Espíritu de Dios desciende sobre él en forma de paloma. En la Transfiguración, en el Tabor, el Espíritu se manifiesta en el interior de una nube luminosa.

Finalmente, cuando los apóstoles se encontraban reunidos en Jerusalén después de la despedida de Jesús, se oyó como el rumor de un fuerte viento, mientras unas como lenguas de fuego se posaron sobre las cabezas de los discípulos. Desde aquel momento, ellos se sintieron cambiados y comenzaron a hablar de modo que todos les comprendían, aun siendo de naciones y lenguas diferentes.

Viento y fuego… Trasladémonos al Monte Sinaí, donde recibió Moisés la misión de difundir el Nombre y la Ley del Señor. En este día los discípulos de Jesús, fortalecidos por el Espíritu de Jesús para la misión que habían recibido del Señor, difundieron por todo el mundo el mensaje del evangelio, la Ley Nueva.

Ved ahí cómo Antiguo y Nuevo Testamento se complementan. Conjugándolos, comprenderemos mejor el significado más profundo de esta fiesta.

(C.83)