23 de enero de 1977
Aprended a conservar de viejos el rescoldo del amor en el matrimonio y hacer que no se convierta en cenizas. Ahora que hasta en las canciones está de moda la infidelidad y que resulta algo ridículo la ternura con el cónyuge es más difícil resistir el impulso hacia las relaciones conyugales fuera del matrimonio.
Yo tengo un amigo que dice: “La fidelidad conyugal no implica necesariamente aburrimiento. Por el contrario, brinda a hombres y mujeres la oportunidad de mantener unas relaciones estimulantes…”.
Si cada uno trata de procurarle placer al ser amado constantemente, si asimismo cultiva su actitud para la ternura, poco a poco refina su destreza en saber amar y abre la intimidad de su ser de manera que su cónyuge perciba la necesidad de cariño y delicadeza.
La ternura en ambos juega un papel muy importante en la fidelidad. Todos somos frágiles y vulnerables. Pocas son las relaciones humanas que no mejoran notablemente al aumentarse el grado de ternura. Puesto que la base del matrimonio es la fidelidad, dediquemos nuestra vida a buscar acentos y matices que satisfagan al ser amado y de esta forma, enseñar a nuestros hijos lo que es el amor, un amor que nunca termina. Es decir, el compromiso de “llegar” hasta la otra persona aunque se nos haya surcado la cara y alguien haya querido apagar nuestras brasas.
(C.77)
Muy sensible y con corazon. Parece mentira que ha sido escrito hace mas de 20 años y esta tan de actualidad.
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Pues, ocho de diciembre, quiero enviar mi cariño en forma de felicitación.
Un beso
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